Origen del Día Internacional de la Familia
La celebración anual del Día Internacional de las Familias, instituida por la Asamblea General de las Naciones Unidas en su resolución 47/237, del 20 septiembre de 1993, refleja la importancia que la comunidad internacional le confiere a la familia como unidad básica de la sociedad, así como su preocupación por la situación de las familias en todo el mundo. El Día Internacional de las Familias brinda la oportunidad de fomentar la toma de conciencia sobre cuestiones que afectan a la familia como unidad básica de la sociedad, así como de promover la adopción de medidas adecuadas. El Día puede llegar a ser un poderoso factor de movilización en favor de la familia en todos los países que aprovechen esa ocasión para demostrar su apoyo a las cuestiones que la atañen de la manera más idónea para cada sociedad. La celebración del Día Internacional de las Familias constituye también una valiosa ocasión para que las familias demuestren su solidaridad con vistas a mejorar su bienestar. Los temas internacionales para le celebración del Día para los años 1996 -2000 fueron sugeridos por la cuarta reunión interinstitucional especial sobre el Año Internacional de la Familia. Los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales, las instituciones académicas, los grupos religiosos y las personas, a título individual, pueden promover una mayor comprensión de las funciones y problemas, los puntos fuertes y los puntos débiles de las familias, mediante la organización de la celebración del Día Internacional de las Familias. Asimismo, el Día brinda la oportunidad de profundizar en el conocimiento de los procesos económicos, culturales, sociales y demográficos que afectan a la familia. Los valores de la Familia. Cuando hablamos de familia podemos imaginar a un grupo de personas felices bajo un mismo techo y entender lo importante que es la manutención, los cuidados y la educción de todos los miembros que la componen. Pero el factor más imprescindible es descubrir la raíz que hace que la familia sea el lugar ideal para forjar valores que nos hagan crear una manera de vivir más humana y esto influirá en la sociedad, en la convivencia con los demás. El valor de la familia no es solamente los momentos felices o la solución a los problemas del día a día. El valor nace y se desarrolla cuando cada miembro asumimos con responsabilidad y contentos, el papel que nos toca desempeñar en esta unidad, ayudando así al bienestar, desarrollo y felicidad de todos los demás componentes de la familia. Para que una familia sea feliz es indispensable que todas las personas que la integran participen en los mismos intereses, compartan gustos y aficiones y se interesen los unos por los otros. Toda familia unida es feliz sin importar la situación económica. Los valores humanos no se compran, se viven y se dan como lo mejor que podemos ofrecer. ¡No existe la familia perfecta pero sí la que se esfuerza y lucha por lograrlo!